Parte 4. Final - Perversiones compartidas.

Su momento


Me dispongo en la mesa como me había ordenado mi Señor, veo que se acercan con las cuardas, me ata a la mesa y sa comenzó una sesión de fusta en todo mi sexo.

Pero esta vez la iniciativa la llebava el Dom, empezó golpeando mi sexo con golpes suaves, eran excitantes y me sexo se humedecia por momentos. Era evidente que el Dom se daba cuenta de ello y se reflejaba en su cara y en la forma en la que empezó a aumentar la intensidad de los azotes.

El placer del Dom se reflejaba en cada azote y mi Amo no dejaba de mirar con atención y su cara era de satisfacción.

Llegó un punto en el que los azotes eran dolorosos y a la vez tan placenteros que creí llegar al orgasmo, no sabía si gritaba o gemia, pero mi mente no cesaba de imaginar al Don penetrandome, pero allí estaba mi Amo, que pensaría si sabía de mis pensamientos.

En ese intante mi Señor se levanta y se acerca, me desata, me ayuda a bajar de la mesa y agarrandome del pelo me lleba al dormitorio, me tumba sobre la cama y llama al Dom.

Me dice que desea verme disfrutar con los dos, pero que solo sera si yo estoy dispuesta, que no hará nada que yo no dese en ese aspecto. Me lo pienso unos segundos pero a quien quiero engañar lo deseaba por que sabía que mi Señor estaría conmigo y que era un momento que tanto él como yo deseabamos y por supuesto el Dom.

Ambos se pusieron en la cama a mi lado yo no sabía que hacer ni como reaccionar, esa situación era nueva para mí. Mi Señor comenzo por agarrarme del cuello y besarme con intesidad, como diciendome estoy aquí solo disfruta, o así lo entendí yo...jaja.

El Dom comenzo acariciandome con suavidad mis pechos mientras besaba mi cuello, su lengua humeda recorría mi cuello y fue bajando hasta besar y morder mis pezones, mientras mi Señor me acariciaba el sexo e introducia sus dedos en el , Dios en ese momento ya estaba tan humeda y excitada que no podía dejar de gemir de placer mientras mi cuerpo deseaba ser penetrado.

Mi Señor me gira y me pone boca a bajo, me abre las piernas y me penetra analmente y mientras El Dom introduce su sexo en mi boca. Lo disfruto y llego a mi primer orgasmo, preludio de muchos más. 

Siguieron juegos, caricias, agarrones, bofetones, besos, y en un momento dado ambos penetraron en mí, fue un momento único, diferente hasta lo ahora vivido, y lo disfrute mucho y mi Señor estaba contento de que ambos hubiéramos disfrutado junto al Dom de esa experiencia.

Fue un momento único, algo que en un pricipio comenzó como una simple sesión compartida con un Dom al que explicar ciertas prácticas, se había convertido en una experiencia divertida y especial para los tres.

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